Leer en la tele "Llueve en Buenos Aires" y ver imágenes de la ciudad desde arriba y cubierta de nubes ya de por sí es lo suficientemente poético y mucho más si estoy en ese lugar y en el mismo momento en que ocurre mi fenómeno meteorológico preferido.Lo desesperante es estar mirándolo de lejos y a través de una minúsucla ventana en la oficina desde donde no se ve el cielo, sino cómo se estrellan las gotitas contra el vidrio. Imagino el resto y pienso en aquel cuento de Cortázar.
Un compañero comenta en voz alta "qué día para dormir una siesta" y es tan cierto que ya deposité mi imaginación sobre la cama.
Exiliada, te lo tomo...no entiendo lo de frustrada,no parece, por la forma en que escribís...
ResponderEliminarComparto tu amor por la lluvia, y si la preceden el viento y el olor a tierra...mejor !
Saludos