lunes, 12 de noviembre de 2007

Una angina molesta y fulminante atentó contra mi inspiración y a ello se debió mi silencio.
Soy propensa al dolor de garganta, pero nunca me había durado por tantos días esta sensación exasperantemente febril.

Quizás tuvo algo que ver que mi amiga Laurita se fue hace unos días a Barcelona por tiempo indefinido. Habrá sido entonces la angustia y darme cuenta que desde los 5 años de edad cuando compartíamos arenero en el jardín nunca nos separamos y mucho menos con un mar tan grande de por medio.


2 comentarios:

  1. No sé qué hechizo tiene Barcelona, que se lleva a toda la gente que uno quiere. (Por suerte, la trae de nuevo, aumentada por amigos nuevos). Beso

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