domingo, 13 de febrero de 2011

Deje Su Mensaje Después del Tono

De una pantalla a la otra y así sucesivamente. Las prácticas comunicacionales actuales se ven dominadas por el fenómeno de la escritura en desmedro de la otrora valorada oratoria. Hoy, las relaciones pueden archivarse en una conversación de chat o en la memoria de un celular, a través de los mensajes de texto que proponen incluso una verbalización particular y específica del medio que, muchas veces, sucumbe en una abreviatura tal que es imposible decodificar. Se evidencian de esta manera errores ortográficos, niveles culturales y códigos de escritura que distan leguas de asemejarse a las cartas escritas a mano de antaño. Cartas eran las de antes, dirá algún aficionado al correo o un amante de la correspondencia sellada con cera y no precisamente de oreja.
Proclamo el escapismo absoluto a la conversación propiamente dicha y ni qué hablar del cara a cara, que es actualmente la instancia final, casi como una reducción al puro maquillaje que subestima el rostro verdadero.
La premisa es la de ser alcanzado en todo momento y en todo lugar culpa de estos dispositivos de comunicación.  Algo así como un GPS personal en el que la  única excusa a mano- real o inventada- es la de no haber tenido señal/ batería/ crédito para justificar la no respuesta. Es ese mismo silencio el que será luego reprochado y cuyo precio cotizará en bolsa haciendo caso omiso a las actuales subas y bajas de la misma. Conclusiones y elucubraciones propias del emisor pretenderán llenar ese vacío verbal para conducirlo a elaborar las teorías más
descabelladas en un intento por entender el porqué de esos malditos silencios.
La idea es no caer en una lógica comunicativa que, además de otorgar al acorralado receptor el mágico poder de la respuesta, refuerza la condición narcisista del hombre posmoderno que acaba corroborando la unidireccionalidad de un mensaje que promueve el individualismo gestionario cuando de comunicarse se trata. Sube el precio del silencio y lo que mata es no saber.


Publicado en Dadá Mini #6 - 2008

1 comentario:

  1. no hay silencios en la blogsfera, solo hay voluntades y no voluntades! mi voluntad es refrescarme diariamente! algo así como ME GUSTA tu blog!

    MORIA DIFRUTA DE LAS LIMONADAS.

    ResponderEliminar

Comentar es gratis.