viernes, 20 de febrero de 2009

Coloro, Sípido, pero sobre todo Odoro

El primer inodoro que hubo en mi casa era de color amarillo, de marca Ariel y con un elegante cervatillo a modo de logotipo.
Hace unos días mi hermano, ya mayor y pisando la adultez, me confesó que de pequeño quería llamarse del mismo modo que aquel inodoro al que todos visitábamos siendo que éramos 6 personas compartiendo el mismo.
Tengo la firme convicción de que cada casa tiene su mística y según los hábitos que adopten en la misma se configurarán como unas u otras. Ni malo ni bueno, meramente una diferencia de costumbres. Hay casas donde se toma soda y casas donde no. Hay casas donde la sal no puede pasarse de mano en mano y otras en las que no es entendido como un mal augurio. Hay casas donde se usa toalla para el bidet y casas que no.
Toalla para secarse las partes luego de usar el bidet, ¿qué es lo que prima? ¿suavidad, higiene, gérmenes restregados entre unos y otros? Definitivamente, en mi casa no y justamente debido a la última opción. Nada de andar paseando la misma tela por partes del cuerpo de donde salieron desechos fecales y muchísimo menos si esa parte del cuerpo es tan particular y personal como aquella a la que no hace falta haga alusión. Se usa papel higiénico y se “arroja al cesto” tal y como lo requieren los carteles que se ubican generalmente en los recintos diseñados para los fines escatológicos y de desagote corporal.
Peor es aún cuando uno se encuentra con que, en el baño al cual uno pretende acceder, la famosa toallita no pende de un oportuno gancho, sino que ha sido arrojada como quien no quiere la cosa sobre las canillas y uno se ve en la obligación de correrla de ese lugar para poder accionar el bidet. Los maldigo y paso a refrescarme las herramientas pensando sólo en las ganas que tengo de hacer lo mismo con mis pobres dedos que hubieron de someterse a semejante traspaso de marronada ajena.
Sabia decisión de mi madre la de no ubicar una toalla junto al videt porque, a juzgar por la cantidad de gente que compartía ese baño, estaríamos todos infectados por el hediondo de Ariel.



REPERCUSIONES IMPERDIBLES

Señora Madre
"En algunas casas las llaman “toallitas culeras”. No sé si todos usan las mismas, misterio que no quiero develar. Prefiero mis 80 metros vírgenes de germenes de parientes, conocidos y amigos. Cada casa es un mundo y uno cree que la del lado es mejor, más limpia, más linda y todos se portan menos mal.
Esto está bueno porque nos lleva a una autosuperación, propulsada por una “competicion” imaginaria creada por nuestro acomplejado ego que sufre de inferioridad crónica. “Seguro que en lo de tal, no hacen esto!!” Lo hacen y mucho peor, pero mejor es no saberlo.
Mientras tanto yo sigo haciendo dibujitos en mi papelito blanco que después despido ritualmente al pie de la cascada de la fosa sin fondo."
Hermana (usuaria de Ariel)
"Menos mal que es Ariel el ino y no Ariel el transportista!"
Hermano (que deseaba llamarse Ariel)
"Mi intimidad ha sido ventilada!! te autorizo..."
Otra Hermana
"J. se la come, Ariel se la da".

7 comentarios:

  1. Mmm... lo de la toalla es un asco. A quién se le habrá ocurrido semejante cosa? Acaso han perdido todo rastro de cordura? Rastros ... justamente ese es uno de los problemas.
    Entrar a una casa ajena es como jugar un rato al antropólogo. Anotando en un cuadernito: los miembros de la tribu se saludan con un beso cada vez que se ven; el can duerme con ellos y toman agua natural. Esta gente es rara.

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  2. A mí siempre me llama la atención el olor particular que tienen las casas. En algunas se siente más que en otras, pero mi teoría es que todas tienen un olor propio. La casa de mis amigas cuando era chica olía a carne cruda. Bastante desagradable.

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  3. Me preocupaba tanta dedicación al tema "inodoro". Creo que tenés uno o dos post sobre el tema. Ahora comprendo que es una cuestión familiar. Como heredar la hacienda del padre, heredar un inodoro puede cambiarte la vida. Ariel es ahora un jabón, para que te lo veas.

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  4. Si Clau, hace unos meses festejé el día del inodoro a través de este medio. Creo que tengo toda una historia con el tema vacinilla, además se suponía que con la revista íbamos a sacar un número "para leer en el baño" y a mi se me había ocurrido escribir esto y después no salió y lo tenía en una carpeta olvidado. Coca en mi casa nos saludamos con besos (también abrazos), cuando había can mis hermanos dormían con ella (contrayendo ambos sarna culpa de semejante práctica) y tomamos agua natural (incluso la coca se guarda en la despensa, eso tampoco lo entiendo). Es así porque en casa rige la ley de la Oti y se hace lo que ella quiere. Oti es a lo de Muro como Tito lo fue a Yugoslavia. Mi casa siempre se caracterizó en el barrio por ser muy particular: guardábamos las medias en un especie de mueble-banco que había en la cocina (las compartíamos entre todos), escribíamos los mensajes con fibra en los azulejos, todos tenemos nombre + sobrenombre a modo de exceso y muchas veces se usó papel higiénico en la mesa y servilleta en el baño, entre otras cosas.
    Salud y buena vida.

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  5. Lo de la toalla y la antropología familiar me recuerda a tantas veces que, ejerciendo mi profesión de arquitecto, tuve que escuchar confesiones escatológicas innecesarias, cuando construía una casa. Parece que a la gente -las madres de familia encabezan la estadística con holgura- no le alcanza con pedir un perchero pequeño junto al bidet, con obvio propósito...necesitan contar con todas las letras como se lavan el culo...
    En el otro extremo del muestrario, recuerdo al Gerente de Sistemas de una multinacional, 50 y pico, muy formal, estiró una reunión 15 minutos, hasta que mi socia se tuvo que ir....para pedir el famoso percherito en su baño privado. Me sentí su Confesor.

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  6. genial! me hiciste reir mucho... una de las ultimas discusiones que tuve con mi sra madre fue a causa de la toallita culera colgada, no de las canillas, si no del mismisimo botón!!!! o sea, si o si, habia que tocar la toalla para oprimirlo... y no entendió la indirecta de encontrarla revoleada por el piso...ya que insistía en colgarla del botón una y otra vez...hasta q exploté de ira y le pregunté si era tan necesario que nos obligara a tocar esa hedionda toalla!!!

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  7. Muy bueno, justo que estoy enseñándole a mi hijo Baltazar como limpiarse... definitivamente toallita No!!!!

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