jueves, 4 de junio de 2009

Pediculosis Tardía

Un verano en la casa de mi amiga Charito aparecieron sus primos de Mendoza y uno de ellos se sentó a la mesa a comer luciendo una remera de "Los Piojos". Los únicos piojos que conocía yo a esa corta edad eran los que tenía en la cabeza y a los que los comunicados del colegio se ufanaban en generalizar como "pediculosis". Tanta vergüenza me daba tenerlos que no podía entender cómo una persona podía jactarse de los mismos y andar exhibiendo el nombre de mis enemigos en su indumentaria así como así. Luego supe que Los Piojos era una banda y en el barrio ya se escuchaban en las juntadas cuando contaba con unos aproximados doce años. Por aquel entonces salió "Azul" que fue el primer y único disco original que anduvo yirando por casa y que llegó de mera casualidad: un amigo de mi hermano se compró un minicomponente (así les decíamos en esa época) y el disco estaba adentro de la compactera (también le decíamos así).Mi hermano los escuchaba hacía rato y mi hermana los había adoptado hace poco, entonces mi hermano decía que mi hermana se hacía la nosequé porque le robaba los cassettes para escucharlos. Y después yo también hice lo mismo, pero de mi no se quejaba porque él fue uno de los que siempre me instruyó en la música desde que me hacía repetir los temas de Todos Tus Muertos y me tomaba lección.Los Piojos me catapultaron hacia todo un resto. En cada recital formaba parte de una tribu antes impensada, de una comunión junto a mis amigos del barrio y una masa anónima en la cual yo era una más. Recuerdo haber saltado un vallado para subirme al escenario y resultar expulsada por los guardias, de haberle pedido a cuanta espalda encontraba que me suba a los hombros para agitar desde arriba, de haber fantaseado con banderas que nunca confeccionamos y de haber recitado a los gritos "El Balneario de los Doctores Crotos" hasta quedar sin aliento. "Gris" era el tema que me dedicó un chico que me gustaba y luego con "A veces" nos dimos nuestro primer beso, "Tercer Arco" era nuestro disco fetiche con mi mejor amigo y detesté siempre que a la letra de "Verano del 92" la reemplacen por cánticos de egresados yendo a Bariloche. Mi consciencia adolescente me dictaba que ése era el camino derecho a la rebeldía, que estaba practicando el famoso aguante y me creía ser parte de algo que estaba vedado al resto.Luego el frenesí se calmó y de pronto me di cuenta que había dejado de escucharlos, acaso reemplazados por nuevos discos, quizás fue el hartazgo, el hecho de explorar otros géneros, vaya uno a saber.No estaba en mis planes ir al último recital hasta que una amiga me pidió por favor que la acompañe. Lo que nunca imaginé es que el favor acabaría haciéndomelo ella a mí. Esa noche en River (y en toda la ciudad) hacía un frío de cagarse y yo me sentía de nuevo con 14 años. Me debatía entre disfrutar ese show porque era el último o dejar de hacerlo justamente por la misma razón. No me lo planteé más, me olvidé hasta de la sensación térmica y salí a buscar ese frenesí perdido. Lo encontré, casi intacto entre las letras, las frases alusivas y el entusiasmo ajeno contagiado. "Tenemos que cortar por disposiciones municipales" fue la última frase de Ciro sobre el escenario. No era precisamente lo que esperaba como cierre, pero mi aguante a esa altura ya estaba satisfecho y la emoción de este inesperado repaso por los años más desaforados de mi vida se vio sólo mermado por la posterior y eterna caminata por Avenida Cabildo para buscar un taxi y volver al calor de una vez por todas. Las piernas me dolieron por los próximos 3 días, sin embargo, el loco aplaude contento.

2 comentarios:

  1. ¿Así terminó? ¿En el futuro la frase "Tenemos que cortar por disposiciones municipales" será a Ciro lo que "Gracias totales" a Cerati?

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  2. Jajajaja... habrá sido un mensaje PRO?

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