sábado, 25 de octubre de 2008

Shit Happens

Aquel día en el que se acabó la yerba en la oficina marcó un antes y un después. Desde ese martes, empezó a faltar también el café y la esponja se puso más sucia que de costumbre. La sensación era la de estar haciendo algo que no servía para nada, lo cual nos provocó tomarnos más libertades de las acostumbradas. Parecía ser que aunque lo hagamos mal, lleguemos tarde, demoremos un envío, nos salteemos alguna norma elemental y lo arruinemos todo, de cualquier manera, estaría “todo bien”.
El santuario que habíamos improvisado en función de nuestro principal elemento de trabajo, actuó más como talismán que atraía la mala suerte y la hipótesis giraba en torno a la idea de que no funcionaba dado que éramos dos completas ateas que nos habíamos tomado el atrevimiento de utilizar imágenes de santos para decorar el maldito artefacto. Llegué incluso a simpatizar con las últimas dos: la Virgen de Fátima y la de Guadalupe. La primera, por haberme fascinado de niña con la historia de los pastorcitos y un sol que bailaba, y la segunda, estéticamente me resulta atractiva y además alguna vez mamá me regaló una estampita muy mona para que guarde en mi billetera.
A ese martes, le siguió un miércoles, luego un jueves y por último un viernes en el que la yerba siguió sin ser repuesta y nos conformamos con yogures traídos de casa para hacer más llevadera la mañana.
Ese último día de la semana, el papel A4 llevaba en negrita un titular que proclamaba “Extinción de Contrato Laboral”, el bajo firmante era el director de la empresa explicando que, atento a los problemas que atraviesa su empresa y habida cuenta de la crisis internacional en curso, se veía forzado a prescindir de nuestros “importantes” servicios.
¿Haberes, liquidación final y certificaciones de servicios a mi disposición?
Es esa la parte que más me cuesta creer, pero resucitaron mis esperanzas al momento en que me disponía a volver a casa luego de semejante hecho inesperado, y el que solía ser mi jefe tuvo la delicadeza de invitarme el boleto de subte.

4 comentarios:

  1. Cokucha. Bienvenida a la vida cruel. Es así Un dia tay y al otro no tay! A ponerse en las manos del Altísimo y a seguir remando. Lo que viene es mucho mejor pero lo que aprendiste, a vivir con yerba lavada ganadora del desafío de la blancura, a ser declarada "prescindible" etc es buenísimo... Estás llenando tu anecdotario para los bisnietos. Te amo MAMUSHKA

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  2. Cokucha. Bienvenida a la vida cruel. Es así Un dia tay y al otro no tay! A ponerse en las manos del Altísimo y a seguir remando. Lo que viene es mucho mejor pero lo que aprendiste, a vivir con yerba lavada ganadora del desafío de la blancura, a ser declarada "prescindible" etc es buenísimo... Estás llenando tu anecdotario para los bisnietos. Te amo MAMUSHKA

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  3. couc, parecía imprescindible prescindir de él...pero no lo era, ya no lo querías!, te salió, podría decirse, casi redonda, ahora como dice ANÓNIMO, a seguir remando que vas sumando puntos a la lista de vida...y ni hablar de experiencia, y para qué nombrar las coincidencias??!!
    ai loviu!♥

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  4. mmm cuando vea que empiece a faltar la yerba y/o el cafe, sabré a lo que me tengo que atener

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