jueves, 6 de marzo de 2008

la OTI

Al igual que a Mirtha Legrand, imposible es precisar la edad de Otilia. El correr del tiempo parece no surtir ningún efecto en su cuerpo ni en su manera de ser, desde el día que la conocí hasta hoy, “la Oti” es idéntica.
Hace 28 años que trabaja en casa y si su apellido no es Muro, es porque su mamá se llamaba Velásquez y así lo constataron en el registro de personas de Quilino, localidad cordobesa al nordeste de la provincia de donde trae mandarinas y tunas del campo.
Su menudita figura, su corto pelo negro y su baja estatura no guardan ninguna relación con la fuerza de su carácter cuando se enoja y de sus gritos cuando nos llama a comer. Todos los que conocen la familia, conocen a Oti, es un clásico escuchar sus sarcásticos comentarios y sus retos. Ella todo lo sabe, pero nada cuenta. Mis hermanas, hermanos y hasta mi mamá le confían los secretos más íntimos por su fama de buena consejera y por su discreción porque es incapaz de traicionarte, sin embargo denunciar es su especialidad, es por eso que si ella te descubre, es mejor negociarlo por un favor antes de que se lo cuente a mamá.
Es condición ganarse el cariño de Oti para poder entrar por la puerta grande en casa, así es que, novios/as, amigos/as y familiares, todos tuvieron que pasar por la prueba que, una vez cumplida, es garantía de bienvenida.
No es fácil la enana, te reta, se ofende, se enoja y se niega a tenderte la cama si te despertaste después de las 10 de la mañana, pero cuando le decís “Oti, ¿me haces un café con leche esos ricos que haces vos..?.” imposible es que se niegue. Su premisa es “el buen modo” y con eso uno puede conseguir incluso el préstamo de uno de sus cassettes de los Nocheros o entrar a su cuarto a ver el cuadro de Sergio Goycoechea que cuelga de su pared, ídolos para ella entre los que se encuentran también Chébere, Chayanne, Julio Iglesias y su amor imposible y patrón de su mejor amiga, Miguel Clariá.
Sus historias de colectivo (“el onibo” como lo llama ella), su “príncipe azul” que nunca llega, la casa de su tía, su pueblo que nadie conoce, sus muelas que siempre le duelen y su habilidad para hacer de la verdura hervida un menú distinguido, convierten a la Oti en una leyenda viviente que duerme en casa. Siempre con su dulzura y dedicación nos llenó de alegrías, de comiditas ricas hechas “con amor”, de abrazos cuando no nos veíamos por unos días y de besitos cuando nos lastimábamos andando en bici.
Por todo eso y mucho más es que la Oti nos conmueve, porque es tan nuestra como nosotros de ella y si nos vamos ella ya lo sabe, la metemos en una valijita con ruedas y la llevamos a donde sea que vayamos.

7 comentarios:

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  2. Yo quiero un café con leche rico de esos...(la oti es lo mas, parece)

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  3. la oti es una grande, tiene enamorado al verdulero y al que le viene a cobrar la obra social !! hace estragos en el barrio !!

    (¿¿quien se atrevió a eliminar un comentario??)

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  4. la oti es una ídola...que ganas de poder disfrutarla:)

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  5. La Oti es lo más! Seguro te caga a pedos seguido pero te quiere!!!

    (lo del onibo y lo de Clariá me hicieron morir de la risa).

    A todo esto...¿la Oti sabe de este retrato??? No la cagues con las regalías de la marca registrada!!!

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  6. Quilino figura en los mapas como perteneciente a la region norte.¿Sos periodista o peronista?.

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