lunes, 18 de febrero de 2008

Cupido is Dead



Un insólito accidente se dio cita en la madrugada del día de hoy en barrio Empalme llevándose la vida del por todos conocidos y legendario Cupido.
El susodicho encontrábase en una de sus rutinas nocturnas que consistía en recorrer bares, cafés, parques, rosedales y albergues transitorios, cuando recibió un anónimo balazo en el pecho.
Según dicen los vecinos el disparo fue producto de un enfrentamiento entre dos sujetos aún no identificados. Comentan los más chismosos de la cuadra que se disputaban el amor de la peluquera del barrio.
Se presume que esa bala perdida es la que fue a dar en el menudo cuerpo de Cupido que transitaba en ese preciso y fatídico momento por allí, cargando su arco y flecha en el hombro. Se encontraba en el lugar equivocado, en el momento equivocado.
Esta mañana nos desayunamos con esta lamentable noticia para muchos. Hemos perdido, paradójicamente por una pasión desmedida, a Cupido, el ángel del amor, el Celestino del siglo XX. Su arco y flechas desparramados en la vereda componían esta madrugada la trágica escena que contextualizó su deceso.
Miles de enamorados conmemorarán hoy a este personaje, los mismos que ya no revisarán sus buzones en busca de cartas de amor, que no comprarán discos de Arjona ni llenarán de pétalos de rosas las antologías de poemas.
Triste escenario son, a partir de esta madrugada, las desiertas florerías de la ciudad, los desolados bancos de las plazas y las bombonerías del centro que sólo reciben a golosos en sus tiendas.
San Valentín, conmovido por la noticia, arribará mañana desde Minesotta para asistir al velatorio de su colega.




jueves, 14 de febrero de 2008

A Cara de Perro

Tengo un hermano que se parece a un amigo.
Mi hermano y su amigo se parecen a un perro.
O el graffiti se parece a ellos.
Odiosas comparaciones.
La bidimensionalidad y la tridimensionalidad en perfecta conjunción.

Oda a las Zapatillas Verdes

Empacando para salir de viaje me dispuse a elegir el calzado que habría de llevar y sucumbí a la tentación de sacarlas de paseo una vez más.
Hace aproximadamente 8 años llegaron a casa un día que mamá repartió regalos y me presentó a quienes habrían de ser mis inseparables compañeras, y claro, porque una sin la otra es imposible que formen un par coherente. Tenía alrededor de 13 años y se las había encomedado especialmente escribiendo su nombre en un papel junto con el color que prefería y el talle que se ajustaba a mi pie.
La primera salida juntas fue hasta el kiosco del barrio en compañía de mi amigo Fede que fue quien me dijo "esas zapatillas son de panqueque" y que su hermano solía usarlas con un par de jeans elastizados. Fede, lo mismo hacía mi hermano, no fue casual la elección.
Luego de esas primeras escapadas por los alrededores de la casa empezó el furor de los pogos en los recitales, la tierra de los Cosquín Rock en la plaza y las tardes en la esquina comiendo criollitos con Coca.
Cada vez les fui tomando más cariño hasta el punto de llevarlas a las fiestitas felices sin importarme que lo que estaba de moda eran en realidad las sandalias taco chino.
Con medias, sin medias, con jean, short, vestido, pollera, pero siempre con talco. Todo valía, para horror de los ojos críticos de mis hermanas que me pedían por-fa-vor y de una vez por todas que las tirara a la basura.
Rotas y sucias fueron excusa para adquirir en varias oportunidades nuevos pares de otras marcas y otros estilos. Mamá incluso trató de reemplazarlas con unas nuevas azules a las que siguieron unas negras. Pero no funcionó. Las primeras duraron poco más de un año y las segundas, conocieron la muerte en un basurero de la terminal de San Martín de los Andes.
Las verdes aún resisten estoicas y valientemente conservan la exclusividad de haber sido las primeras y serán las últimas a modo de trofeo de mi adolescencia.
Hoy, en paz descansan en una caja en mi ropero rotulada en fibrón negro: "Ropa Suspendida".


ALGUNAS IMÁGENES DE SU PASO POR ESTE MUNDO


En plena meditación cósmica.

Pacientemente intentado prender un cigarrillo contra viento y camioneta. Travesía 4x4.


¡Increíble! ¡Conocimos a su doble mejicana! ¡Y más roñosas aún!

Nostálgica la Boluda

Hace varios días me agarró una melancolía profunda de intensa duración y empecé a recordar una por una a esas personas que deje de ver por circunstancias adversas, diversas, mersas, inconexas. Y las extrañé, una por una.Me decidí por W., la que más me detesta y la que menos quiere saber acerca de mí, y le escribí un mail cuasi desagarrador. A sus dos direcciones de correo electrónico, para que no queden dudas de que el mensaje llegaría. Me llegó la respuesta varios días después y bastante reconfortante por cierto.Una larga lista se me ocurrió, lo único que me preocupa son los efectos que puedo provocar.Quizas decirle a P. que cuando paso por el parque Sarmiento me acuerdo del día que intentó salir a correr conmigo y su perra que parece un dogo pero no es y volvimos los tres enojados porque yo me caí de la bici, casi me atropella un auto después y la perra se nos escapaba.Llamar a G. y recordarle lo mucho que nos reíamos imaginando y jurando al mismo tiempo que escuchábamos patitos chiquitos debajo de una almohada que tiramos en el pasto de Totoral para mirar el cielo mientras escuchábamos The Dark Side of the Moon.Y S., una novela en tres volúmenes debería ser embalada y mandada directo a Buenos Aires.Pero no todo el mundo está dispuesto a desempolvar los recuerdos como lo hago yo. Muchas veces son cosas gastadas que prefiere uno olvidarse o darse por vencido porque debo asumir que la nostalgia hace doler de a ratitos.