viernes, 25 de julio de 2008

Escatológicamente hablando

"Sin ningún tipo de preparación teológica, espontáneamente, comprendí desde niño la incompatibilidad entre la mierda y Dios y, de ahí, cuán dudosa resulta la tesis básica de la antropología cristiana según la cual el hombre fue creado a imagen y semejanza de Dios. Una de dos: o el hombre fue creado a semejanza de Dios y entonces Dios tiene tripas, o Dios no tiene tripas y entonces el hombre no se le parece.

Los antiguos gnósticos lo sentían igual que yo cuando tenía cinco años. Valentín, gran maestro de la Gnosis en el siglo segundo, decía para resolver este enrevesado problema que Jesús "comía, bebía, pero no defecaba".
La mierda es un problema teológico mas complejo que el mal. Dios les dio a los hombres la libertad y por eso podemos suponer que al fin y al cabo no es responsable de los crímenes humanos. Pero el único responsable de la mierda es aquel que creó al hombre".

Milan Kundera
"La Insoportable Levedad del Ser"
Fotografía de Sofía Sartori

lunes, 14 de julio de 2008

Es julio y afuera hacen 25 grados centígrados, un combo de Mc Donald`s sale $17, una amiga cambió de número de celular y cuando me dispongo a agendarlo me dicta una secuencia que empieza con 152.
El calentamiento progresivo del planeta, la inflación y la evolución en las comunicaciones no paran de sorprenderme y al mismo tiempo asustarme, pero prendo la tele al mediodía advierto que ciertas cosas aún no cambiaron y respiro aliviada:
Una novela en donde abuela, ex novia, hijo, nieto, mucama viven en una mansión millonaria; el noticiero del doce reportando hechos sangrientos, asaltos y accidentes automovilísticos y, no podía faltar, Mirtha bicicleteando a la gente de producción para ir al corte.
¿Respiro aliviada dije?

lunes, 7 de julio de 2008

El día que se enojó Oliverio

Oliverio Girondo, avasallado por los avances tecnológicos, los reclamos de sus hijos y esposa, aflojó de una vez por todas y sucumbió a la compra de un celular. Fue hasta el kiosco, pidió una etiqueta de Chesterfield y por lo bajo pidió al muchacho que le alcance una de esas tarjetas para teléfono móvil. Una vez en su casa se sentó en su sillón de lectura, se calzó los anteojos en el tabique y se dispuso a decodificarla. No la entendió. Llamó al asterisco mm mm mm (diría Susana) para solicitar ayuda. Aunque Oliverio sabe que el empleado del call center no tiene nada que ver con la calidad del servicio que presta la empresa para la cual trabaja, en un acto de impotencia y de incomprensión total, no pudo evitar proferirle todo tipo de insultos, pero siempre fiel a su estilo. Acá va un extracto de lo que alcanzó a escuchar, horrorizada, la mujer que plancha los miércoles en la casa de los Girondo:


...que los ruidos te perforen los dientes, como una lima de dentista, y la memoria se te llene de herrumbre, de olores descompuestos y de palabras rotas.
Que te crezca, en cada uno de los poros, una pata de araña; que sólo puedas alimentarte de barajas usadas y que el sueño te reduzca, como una aplanadora, al espesor de tu retrato.
Que al salir a la calle, hasta los faroles te corran a patadas, que un fanatismo irresistible te obligue a prosternarte ante los tachos de basura y que todos los habitantes de la ciudad te confundan con un meadero.
Que cuando quieras decir: “Mi amor”, digas “Pescado frito”; que tus manos intenten estrangularte a cada rato, y que en vez de tirar el cigarrillo, seas tú el que te arrojes en las salivaderas.
Que tu mujer te engañe hasta con los buzones; que al acostarte junto a ti, se metamorfosee en sanguijuela, y que después de parir un cuervo, alumbre una llave inglesa.
Que tu familia se divierta en deformarte el esqueleto, para que los espejos, al mirarte, se suiciden de repugnancia; que tu único entretenimiento consista en instalarte en la sala de espera de los dentistas, disfrazado de cocodrilo, y que te enamores, tan locamente, de una caja de hierro, que no puedas dejar, ni un sólo instante, de lamerle la cerradura...

martes, 1 de julio de 2008

Bed Time Story

Lo de anoche fue de lo más ecléctico que me pasó desde que empezó la semana.
En un primer momento la cuestión pasaba por encontrar el sueño después de tanto helado, Capussotto y té de manzanilla (ecléctica sería más bien semejante combinación). La preocupación me trajo a la memoria un cuento que leí de chiquita en la que una niñita buscaba por todo el cuarto un bostezo que había perdido y la situación era desesperante: sin su bostezo no iba a poder conciliar el sueño. Finalmente lo encontraba abajo de la cama y era una especie de horripilante sapo de colores azul, verde y naranja con cara de ornitorrinco. Semejante poco pedadógica ilustración habíame traumado con que eso era lo que tenía en mi tráquea cuando tenía sueño, hasta que le pregunté a mamá, me trajo de vuelta a la realidad y volví a bostezar sin taparme la boca para que me siga retando por orrrrrrdinaria.
Ni siquiera ese hilo de pensamiento logró curar mi insomnio mental, no encontraba posición y la almohada se volvió hostil y la misma metamorfosis sufría mi otrora amado sommier.
Cuando por fin logré dormirme me despertó una estruendosa risa, era mía y todavía pienso qué fue lo que la produjo. Unas horas después de reanudado el sueño, tuve hambre y me convencí de reincorporarme en busca de comida. Repasé mentalmente el contenido de la despensa, sorteando latas y cajas encontré detrás de las servilletas un paquete de galletas Rumba. Cuando estaba a punto de poner un pie en el parquet para salir corriendo a devorarlas sistemáticamente y sin remordimientos, escuché una tos ajena en el pasillo y, conociendo la fuente de semejante carraspera, calculé que serían las 6 y media de la mañana y creí conveniente postergar el atraco hasta el desayuno.
El despertador sonó 2 horas después y me sorprendió cantando "Sr. Cobranza" entre murmullos de sueño y me pregunté ¿cuáles serán hoy las preferencias políticas del Pelado Cordera? ¿o debería referirme a Las Manos de Filippi?
Miro debajo de la cama a ver si está ese bostezo inmundo para recuperar esa parte de la historia que no me quedó del todo clara.